Las propiedades de la luz en Fotografía

Las propiedades de la luz en Fotografía

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Cuando comienzas en fotografía escuchas por todos los lados que la luz lo es todo a la hora de fotografiar, que la luz es lo que dibuja la foto o que tomar buenas fotografías implica el saber leer la luz. Parece algo sencillo pero al principio es un concepto difícil de entender. Pero no te preocupes lo más mínimo, en este post vamos a contarte absolutamente todo lo que necesitas saber sobre las propiedades de la luz en fotografía. 

A mi, por ejemplo,desde que comencé en este maravilloso mundo, me costó años en dominar y comprender la luz. He de reconocer que no es algo fácil, pero cuando lo consigues es realmente cuando aprendes a hacer fotografías. 

Quizá en los primeros impases, cuando uno comienza con su cámara de fotos a juguetear y a trastear lo que más le preocupa es aprender a usar el modo Manual. Interpretar el exposímetro y conocer en profundidad todas las características y funciones que tiene su cámara. La luz parece como algo secundario. 

“Siempre hay luz de día”, pensaba yo, “cualquier momento es bueno para sacar fotos” , por tanto, pues siempre podré congelar el instante que busco. Desde luego, esa es una forma poco acertada de interpretar la fotografía. Pero como a cualquier principiante, el entendimiento de la luz es algo un poco más complejo. 

Aprender a leer y controlar la luz de cada momento y situación conseguirá que hagas mejores fotografías. Foto: John Towner/ Unsplash

Sin embargo, cuando aprendemos a utilizarla y a leerla comenzaremos a obtener mejores resultado en nuestras imágenes. La luz nos ayudará a contar historias, a crear escenas y a transmitir determinados sentimientos. Podemos decir que es el alma de la fotografía y en torno a la que va a girar todo nuestro trabajo, por lo que debemos prestarle especial atención y dedicarle el tiempo que merece. 

Qué es la luz

Si nos vamos hasta la Real Academia de la Lengua Española la definición que nos dan es extremadamente sencilla:

Agente físico que hace visibles a los objetos

Desde el punto de vista de la física nos da la siguiente definición:

Onda electromagnética en el espectro visible

Pero qué es la luz para lo a que nosotros, los fotógrafos, verdaderamente nos interesa. ¿Qué es la luz en fotografía? Navegando por internet me encontré una definición que me pareció perfecta para lo que hoy veremos. Nos hará comprender mucho más la importancia de la luz aplicada a la fotografía. 

La luz es una forma de la energía radiante que nos permite percibir las formas, el volumen y el color de los objetos.

Es una definición sencilla y escueta, pero incide en lo que más nos interesa: la importancia de la luz para ver las formas, los volúmenes de los objetos y los colores. Gracias a ella, cuando elegimos la adecuada o la que más nos interese en función de lo que queramos transmitir nos permitirá obtener imágenes llenas de color y que no parezcan planas, si no que ayuden al que está viendo nuestra foto a introducirse en ella. 

Las fuentes de luz pueden ser diversas, como por ejemplo el sol de forma natural o la iluminación de los flashes de estudio. Foto: Alexander Dummer/ Unsplash

A continuación veremos las cinco propiedades de la luz que conseguirán que la comprendamos a la perfección y que la utilicemos según nuestras necesidades. 

La calidad de la luz

Comenzamos hablando de las propiedades con la calidad de la luz. Esta propiedad no es exacta como el resto, pues se trata de una percepción visual. La calidad de la luz se trata de la transición que hay entre las luces y las sombras. Si la transición es brusca con líneas muy definidas separando ambas partes hablaremos de luz dura. Si por el contrario, la línea que separa luz y sombra genera un suave degradado hablaremos de luz suave. 

Debes de saber, que lo que influye en que una luz sea dura o suave es el tamaño relativo de la fuente de luz y el sujeto y la distancia que separa a ambos. Es decir, si la fuente de luz es más grande que el sujeto y está cerca ocasionará una luz suave o blanda, pero si está lejos del sujeto la luz será dura. Por otro lado, si el sujeto es más grande que la fuente de luz y ambos están cerca, la luz producida será una luz dura. 

Así por ejemplo, el sol en un día despejado siempre será una luz dura, pues aunque tiene una dimensión enorme, la distancia a la que está de nosotros nos hace apreciarlo como pequeño. Un flash de mano en cambio, cerca de una mandarina producirá una luz blanda, pues es de mayor tamaño que ésta. 

En función del resultado que busquemos, quizá queramos disparar con las luces duras del mediodía. Foto: Pierre Chatel/ Unsplash

Propiedades de la luz dura y suave

Luz dura: Producida por fuente de luz pequeña y lejana. Proyecta sombras muy fuertes y reflejos muy brillantes. Acentúa las texturas y los detalles del sujeto. Aumenta el contraste y satura los colores, por lo que la hace ideal en retratos más dramáticos. Este tipo de luz es muy direccional por lo que se puede controlar muy fácilmente. 

Luz suave: Producida por fuente de luz grande y cercana. Proviene de una fuente de luz difusa así que su control será más complejo. No produce tantos contrastes, ni saturación. Como no se acentúan detalles ni texturas es ideal para retratos más dulces y suaves. 

La Intensidad de la luz

La intensidad de la luz se refiere a la cantidad de luz que tenemos en un determinado lugar. Un ejemplo muy fácil: no es lo mismo si estás en una habitación a plena luz del día con la persiana medio bajada que con la persiana totalmente subida. La habitación se iluminará mucho más porque hay una mayor cantidad de luz. 

De esta dependerá directamente la velocidad del obturador. A mayor cantidad de luz podremos disparar más rápido y a menor cantidad de luz las exposiciones deberán ser de un mayor tiempo. Ajustando por tanto el obturador le diremos al sensor la cantidad de luz que debe recibir. 

A veces buscamos que la intensidad de la luz sea nula para conseguir fotos como esta. Foto: Landu Fotografie/ Unsplash

Si no hacemos una buena medición de la luz y al ajustar el triangulo de la exposición (obturador, diafragma e ISO) lo hacemos de forma inadecuada, podemos conseguir dos resultados igual de malos. Una foto sobre expuesta o quemada y una foto subexpuesta o demasiado oscura. 

¿Pero podemos alterar la intensidad de la luz? Buena pregunta. Si trabajamos con una luz artificial, efectivamente podremos aumentar o disminuir esa cantidad de luz de una forma tan sencilla como ajustando los valores del flash o separándolo o acercándolo. 

Pero si la luz es natural, es decir, su fuente es el sol, sólo tenemos una manera. Poniendo a nuestro sujeto en la sombra. De esa manera estaremos quitando mucha de la luz del ambiente. Debes de saber también que la intensidad de la luz cambia a lo largo del día, siendo a mediodía la luz más intensa y al amanecer y al atardecer la luz con menos intensidad. 

El Color de la luz

Además de diferente calidad y de distinta intensidad la luz también tiene colores diferentes. Seguro que te has dado cuenta, pero cunado el sol se va a poner o cuando está amaneciendo todo toma unos tonos más rojizos y anaranjados. Sin embargo, en la noche, después de ponerse el sol tono se ve con unos colores más azulados. Pues bien esto se debe a la temperatura de color de la fuente de luz. 

La temperatura del color de la luz se mide en grados kelvin. Mientras que las temperaturas más elevadas ( a partir de 5.000ºK) corresponden a una luz más fría y azulada, las temperaturas con valores más bajos (por debajo de unos 3.500ºK) corresponden a una tonalidad de luz más cálida o anaranjada. Para que te hagas una idea la salida y la puesta de sol tiene en torno a unos 2.800ºK y 3.400ºK.

Vela1.500K
Sol amanecer/ atardecer2.000k
Bombilla normal2.800k
Lámpara de tungsteno3.200k
Sol mañana/ tarde3.500k
Sol de mediodía5.500k
Flash5.500k
Cielo nublado6.500k
Cielo azul10.000k

Es importante que sepas que los colores comunican sentimientos y emociones. Así los colores cálidos con dominancias de rojo, amarillo o magenta conllevan un significado de calor, fuego, pasión, peligro o alegría y los colores fríos como el azul, el cian o el verde transmiten o dan sensación de frio, frescura, naturaleza o tranquilidad. Mientras que los colores cálidos producen una sensación de cercanía, los fríos dan una sensación de lejanía.

El color de la luz del sol va cambiando a medida que avanza el día. Foto: Quino Al/ Unsplash

De esta manera, debemos aprender a interpretar el color para utilizarlo en función de lo que queramos transmitir con nuestra fotografía.

El balance de blancos

Si la cantidad de la luz la modificamos ajustando el triangulo de exposición, el color en la luz lo podemos configurar mediante el balance de blancos. 

Todas las cámaras de fotos cuentan con un ajuste de balance de blancos. Y ¿cómo lo ajustan las cámaras? Fácil. Mientras que en imágenes muy frías le añaden calidez con tonos anaranjados y a la inversa, en imágenes demasiado cálidas le añaden frío con tonos más azulados.

Esto es lo que hace básicamente el balance de blancos automático en tu cámara. Pero lo mejor será que comprendas todos los modos para poder elegir tú mismo cuanta ‘calidez’ o ‘frialdad’ le quieres otorgar a cada escena en función del color de la fuente de luz.

Al igual que el resto de los automatismos que tiene una cámara de fotos, el balance de blancos automático no es al cien por cien perfecto y puede equivocarse e interpretar mal ciertos parámetros. Normalmente y por lo general, suelen funcionar bien en este aspecto. El problema del modo automático llega cuando nos movemos en extremos. Es decir, cuando las temperaturas son muy bajas (por debajo de los 3.000k) o muy altas (por encima de los 7.000k).

La dirección de la luz

Esta propiedad de la luz se refiere a la posición de la fuente de luz con respecto al sujeto que vayamos a fotografiar. Gracias a elegir una determinada dirección de la luz podremos enfatizar algunas características del sujeto como la textura, el volumen o la saturación por ejemplo. 

Nos encontramos distintas direcciones de la luz que conseguirán distintos efectos: 

Luz frontal: Si utilizamos el sol como luz frontal nos iluminará al sujeto de una forma uniforme en la que se potenciarán los colores, aunque como inconveniente le quitaremos profundidad al sujeto. 

Luz Rembrandt: También conocida como luz de tres cuartos, se utiliza mucho en retratos clásicos. Con este esquema obtendremos volumen y textura en nuestras tomas, y también preservaremos el color.

Luz lateral: Esta luz es perfecta para dar volumen, así que será perfecta tanto para retratos como para fotografiar paisajes y detalles, pues otorgará una mayor tridimensionalidad y potenciará muchísimo las texturas. 

Luz de recorte: No está pensada para iluminar, sino más bien para perfilar y recortar la figura del fondo. Se suele emplear como una fuente de luz secundaria.

La luz lateral potenciará el volumen y la textura de los objetos. Foto: Petr Visohlid/ Unsplash

Contraluz: Si disparamos a contraluz con sujetos en entre nuestra lente y el sol le daremos una gran importancia a las formas y a lo abstracto. Podremos crear siluetas totalmente negras, aunque como contrapartida la imagen parecerá mucho más plana y eliminaremos la mayoría de los detalles de la escena.

Luz cenital: Cuando la fuente de luz se sitúa por encima del motivo fotográfico, provocando fuertes contrastes, de tal modo que aparecen sombras muy duras y verticales, y las zonas iluminadas son muy intensas. En fotografía de retrato no es la luz más aconsejable.

Luz nadir: Cuando la fuente de luz se sitúa justo por debajo del sujeto, provocando sombras duras y verticales que van hacia arriba. Este tipo de iluminación infunde misterio e incluso temor.

Después de ver las distintas direcciones que puede adoptar la luz y los efectos que tiene sobre el sujeto, te imaginarás que cuando trabajamos con una iluminación artificial es muy facil ajustar esta dirección de la luz. Sin embargo, al trabajar con luz natural tendremos que adaptarnos a esta y buscar la luz que deseamos.

La cobertura de la luz

Por último, solo nos queda hablar de una de las propiedades que quizá sean menos conocidas pero también bastante relevante al saber cómo se comporta la luz. La cobertura de la luz hace referencia a lo concentrada o dispersa que está la luz. Cuanto más dispersa o difusa sea más espacio abarcara y cuanto más concentrada menor será la superficie que abarque. 

Uno de los factores que más afecta a esta cobertura será la distancia entre la fuente de luz y del sujeto. Cuanto más cercana sea esta distancia un menor área cubrirá la luz. Si tienes una linterna y la pegas mucho a una pared el circulo de luz que vemos será muy pequeño y concentrado. Mientras que si separamos la linterna d ella pared el círculo de luz será mucho más grande y difuso. 

La cobertura de la luz nos permite jugar con nuestra imaginación. Foto: Silas Van Overeem/ Unsplash

Normalmente, esta cobertura solo la podremos alterar trabajando con modificadores de luz. Estos son distintos accesorios que utilizamos en los flash de estudo para poder cambiar las propiedades de la luz a nuestro gusto. Si quieres saber más sobre los modificadores te recomendamos que te leas este artículo para saber cuáles hay y como intervienen en una fotografía. 

Conclusiones

Con esta guía que hemos preparado sobre la luz y sus propiedades seguro que ya eres capaz de conocerla muchísimo mejor y sobre todo de saber interpretarla. Ahora lo más importante es que la pongas en práctica y que tú mismo evalúes los pros y los contras de las diferentes propiedades. Recuerda que el dominio de la luz te hará conseguir mejores fotos y lograrás contar mejores historias a través de ellas. Así que ya sabes, sal a la calle y ponte a practicar y a echar fotos, es la mejor manera de aprender. 

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